Ella es mi hogar y yo, el suyo.

Resulta tan fácil perder la cabeza a tu lado. Me pregunto qué tienes para crear en mí un estado continuo de máxima atención hacia tí. Una tremenda curiosidad que me mata por dentro incluso de cosas que ya sé. Definitivamente tienes un don.
Es un constante echarte de menos, es un necesitar tus gilipolleces, tus preocupaciones tontas, tus enfados, pero también necesitar las reconciliaciones, tus brazos protectores, tus buenas noches, tus canciones.
Es necesitar sentir que realmente existe alguien que de verdad se preocupa por mí, es necesitar a alguien que me salve la vida justo antes de saltar, que se de cuenta que ya no puedo sumergirme más y se tire a por mí sin pensarlo, sin saber la profundidad en la que me encuentro.
Es un necesitar (te).